domingo, 21 de enero de 2007

PORTADA


PRÓLOGO

Hay almas muy viejas,
después de recorrer muchas vidas,
están listas para trascender.
Algunas evolucionan en forma de luz,
alimentan al sol que nos da vida;
otras, como sonido,
nos inspiran, armonizan
y musicalizan nuestros días.

Pero hay otras,
que permanecen.
Aún tienen asuntos pendientes,
por eso deciden quedarse,
vagan por nuestra dimensión
buscando un nuevo hogar para morar
hasta sentir que es tiempo de partir.

CAPITULO 1

Esta es la historia
de una hermosa pareja de amantes.

Durante muchos años fueron
muy felices juntos.
Estaban hechos el uno
para el otro.
Un alma viviendo en dos cuerpos.

Se complementaban perfectamente,
a tal punto que en ocasiones
no necesitaban hablar para expresarse,
sólo era cuestión de cruzar sus miradas.

La comprensión llegaba,
sin pronunciar una sola palabra.

CAPITULO 1



Tan profunda era su conexión
que despertaba
todo tipo de envidias,
pero eso
no los afectaba.

Nada los perturbaba,
se admiraban y
amaban con alegría.

CAPITULO 2

Sin embargo,
las cosas comenzaron
a cambiar.

Se acostumbraron demasiado
se sabían incondicionales,
se aburrieron.

Olvidaron la magia de lo simple.
Surgieron nuevos intereses
que ya no compartían.
La razón se interpuso y
poco a poco enfrió
sus corazones.

CAPITULO 2




Ciegos en sus decisiones,
inmersos en el egoísmo
dejaron que su relación
muriera en manos del olvido.


Así fue,
como vagaron por la vida
como entes,
sin escuchar,
sin permitirse sentir
buscando bastones
que soportaran el peso
de sus elecciones.

CAPITULO 2

Ya estaban acostumbrados a este estilo de vida,
resignados a la soledad de sus corazones,
sentían que jamás recuperarían
aquella felicidad de antaño,
nada ni nadie
había logrado llevarlos a ese estado
de plenitud total.

CAPITULO 2

Aún sabiendo esto,
ninguno se animó a dar el primer paso;
intentar recuperar la perfección
de lo que alguna vez tuvieron:
el motor que los impulsaba
a levantarse todas las mañanas.

CAPITULO 2

Ambos sentían un vacío inmenso.
Su arrogancia no los dejaba
reconocer el error.
Sólo apaciguaban su dolor
aferrándose a anestesias temporales
que les brindaban un fugaz y falso alivio.
Un permanente exceso, que deterioró
sus cuerpo y envejeció sus espíritus.

CAPITULO 3

Asumieron la cobardía como parte
de su personalidad, y asi se quedaron
cómodos en su vergüenza,
esperando que la vida, les diera
lo que ellos mismos no fueron capaces
de cuidar.

Estaban tocando fondo,
ya no podían ocultar su tristeza,
sus ojos perdieron el brillo,
se desvanecían.

CAPITULO 3

Recordaban con exactitud miradas,
el roce de sus pies,
sus manos estrechadas,
la energía que emanaban sus vientres,
las caricias, los juegos.
Añoraban ser complices e inocentes.

Introspectivos, se perdían
en recuerdos felices y muy satisfactorios,
tan profundos que provocaban una
sonrisa involuntaria, que iluminaba
por instantes sus avejentados
y endurecidos ojos.
Así pasaron los años, cada uno rehizo su vida.

Jamás volvieron a verse.

CAPITULO 4

Estos seres, separados por el tiempo, la distancia y el olvido,
dejan su rastro en la tierra.

CAPITULO 4

Inevitablemente,
el alma del amante
retorna a su par,
atraído por el magnetismo
del amor, que traspasa
las barreras de la mente,
y fluye libre,
irradiando todo a su alrededor,
sanando heridas,
dejando atrás ambiciones,
dudas y rencores.

CAPITULO 4


La naturaleza es sabia,
una frase muy citada
pero poco asimilada.
Constantemente, los seres
de la tierra nos hablan,
nos cuentan historias a su manera,
con el objetivo de que
aprendamos a escuchar,
a sentir con el alma,
con el corazón.
Son millones los relatos;
en los troncos de los árboles, en sus copas,
en el cielo, en el agua...
...Sólo es cuestión
de observar con sensibilidad
y un poquito de imaginación.

FIN


Hay magia en el aire y sabiduría, para el que aprende a verla