
de su personalidad, y asi se quedaron
cómodos en su vergüenza,
esperando que la vida, les diera
lo que ellos mismos no fueron capaces
de cuidar.
Estaban tocando fondo,
ya no podían ocultar su tristeza,
sus ojos perdieron el brillo,
se desvanecían.
El alma es un imán. Los pensamientos, su combustible.
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